Consejos peregrinos

Lo prometido es deuda, así empezamos una serie de consejos prácticos para facilitar el objetivo fundamental, llegar a Santiago con bien. Serán consejos para peregrinos que vayan a pie, ya que no tengo ninguna experiencia en otros medios, como en bici o a caballo. No ostante, he recogido algún dato de ciclistas y caballeros. En este orden de cosas, si alguien quiere transmitirnos algún consejo por su propia experiencia o su conocimiento le agradeceremos infinitamente que nos los haga saber.

Mi padre era un sabio y  me decía que estaba bien recibir consejos, y se desvivía para evitar que tropezase con mis torpezas, pero a la vez me obligaba a vivir las situaciones, porque también decía que la experiencia es la madre de la ciencia, y todo aquello que viviera, sufriera y solucinara por mí mismo me enseñaría más que todas las enciclopedias de mundo. Pero en la vida hay casos concretos en los que las situaciones se dan una vez y será difícil que se vuelvan a repetir; es en estos casos en los que se agradece que alguien que haya pasado por esa situación te pueda dar un consejo o una vivencia que agradecerás sobremanera. Tal es el caso de muchos peregrinos que irán a Compostela una sola vez en su vida, y sería una pena que se pudiera estropear por no haber tenido en cuenta un pequeño detalle que, al final, te ha mandado de vuelta a casa. Otros, sin embargo, repiten y repiten y repiten sin saber muy bien por qué; he conocido gente que ha hecho el camino más de veinte veces, y el caso más extremo, un peregrino que vivía en el Camino, su casa eran los albergues y recorría las sendas una y otra vez desde hacía cinco o seis años. Esto es tema de otra historia que ya veremos. Estas experiencias de "repetidores" son inestimablemente útiles ya que han tenido la oportunidad de errar muchas veces, y de esos errores podemos aprender todos. Os aseguro que en todas las ocasiones que he hecho el camino he incumplido mis propios consejos, y me ha costado tener que interrumpir el Camino o sufrir más de lo necesario. Porque los consejos son para darlos, seguirlos o no queda al libre albedrío de cada uno.






INDICE

1.- LOS PIES DEL PEREGRINO: LAS BOTAS. A lo largo del Camino, tendrás oportunidad de odiar a muerte o amar sin medida a estos cachos de piel de vacuno cosidos a un pedazo de goma, atadas alrededor de tus pies. Mirarlas con la admiración que produce el deber cumplido o por contra con deseos irrefrenables de tirarlas a la hoguera. Todo va a depender de si, cumpliendo su misión te han protegido del agua, de las piedras, y han mimado tu piel o, por contra, te han apretado sin piedad hasta estrangular tus empeines, te han mordido los talones hasta hacerte sangrar o te han limado los dedos hasta quemarte las entrañas. Pero no toda la culpa es suya. Están diseñadas para lo que están diseñadas. Con unas sencillas pautas, no te pondrás una bota militar sintética, ni chanclas de playa, ni unos bonitos zapatos de tacón. De tu elección dependerá en buena medida la vida futura de tus botas y el éxito en tu Camino.

2.- LAS AMPOLLAS: Temidas y sufridas por infinidad de peregrinos, no son tan fieras como las pintan. Es condiciones normales, se pueden curar sn dificultad y dejan de ser un doloroso problema en minutos. Saber qué son, cómo se producen y que hay que hacer para curarlas pueden hacer que tu Camino pase de ser un auténtico calvario a una experiencia única e inolvidable. Muchas ampollas han dado al traste con el camino de peregrinos resignados a dejarlo por no poder dar ni un paso sin dolor. Salvo caso de infección galopante, una ampolla, o dos, o tres ( a veces vienen en equipo) no debe preocuparte más que para dedicar unos minutos diarios a su cuidado y olvidarte de ellas para siempre.

3.- LA MOCHILA Vs TU ESPALDA.- También es importante considerar algunas recomendaciones sobre este elemento que puede llegar a ser un instrumento de tortura. Aunque resulte fácil disminuir su ferocidad, siempre la miraremos de reojo cada vez que tengamos que cargarla a nuestra espalda.

4.- LA DISTRIBUCION DE CARGA. JUSTIFICACION.- En el apartado anterior había incluido un punto sobre la distribución de la carga en la mochila. Parece que no estaba muy claro y a sugerencia de algún lector que discrepaba, he pensado dedicar un apartado independiente para justificar mi opinión sobre la importante consideración de colocar la carga, porque creo que esto podría ser determinante en la comodidad a disfrutar por el peregrino medio.

5.- ¿QUE ME LLEVO? .- La pregunta del millón, suele ocurrir que cuando acabas el Camino y regresas  a casa, deshaces la mochila y ves cuántas cosas has llevado de paseo a tus espaldas durante tantos días de manera completamente inútil, esto y esto  y esto otro ni lo he sacado de la mochila. A lo mejor, si no lo hubieras llevado no te habría dado ese tirón el las lumbares al subir la mochila o esa sobrecarga en los hombros al cuarto día de camino. No pretendo dar una lista eficaz al 100 %, cada persona conoce sus limitaciones y sus necesidades, la intención es que pensemos sobre lo que puede hacernos falta y si lo podemos conseguir por el camino en caso de necesidad, sin cargar con ello desde el principio.