... Y QUIEN ES ESTE TIO?? 4 ª parte

... Pensaba yo que la subidita al monxoi, que te deja a la altura de San Marcos, me iba a costar. Pero no fue tanto como recordaba de otras veces. Deseaba acabar, y el final estaba cerca.
O quizas sería porque me empujaban mis pensamientos, mis ganas de llegar a Coruña, donde se tocaba la sinfonía que ni un solo momento dejaba de sonar en mi cabeza. No bajes la batuta, maestro.
En cualquier caso, todos los dolores de los músculos conocidos y desconocidos de mis piernas, la ampolla del pie derecho , la tendinitis del talón izquierdo, el viento, la lluvia, y el frío,  todos ellos fueron incapaces de pararme, así que una cuesta, por muy empinada que fuera, no podría conmigo. Sobre todo porque me empujaba un anhelo especial,



No llovía apenas ya, el viento cesó de repente, se hizo un silencio que me hizo parar, en mitad de la carretera, sólo oía mi respiración, mejor dicho, mi jadeo y un golpeteo rítmico en las sienes que no podía ser otra cosa que la sangre subiendo a presión. El silencio, otra vez el zumbido sordo del silencio.



Por un momento temí que fuera a aparcer Juan en cualquier momento, y digo temí porque el personaje casi me daba ya un poco de repelús. Pero no fue así. Es más no le volví a ver más. Fue como una aparición, como alguien con una misión que ya había cmplido, los encuentros con él y su ofrecimiento no pueden ser casuales. Pero quién y por qué se había tomado la molestia de esperarme, de seguirme, de darme una pluma y de ir por mí al fin del mundo, de ofrecerme un regalo, un deseo que, no sé si él lo sabrá, no está en su mano cumplir. Sería un enviado?, un angel?, o una meiga disfrazada?. A lo mejor es una persona normal, un benefactor, gente de bien que espera ayudar a los demás ofreciendo esperanza en forma de deseo, aunque sepa que es difícil que se cumpla. Lo cierto es que no pensaba hacerlo solo conmigo, puesto que llevaba un montón de plumas; un montón de papelitos doblados en su cuaderno, por lo que tampoco fuí el primero. 



No quiero descartar la idea de que alguien le envió a cumplir un objetivo, y conceder de verdad ese deseo que te sale sobre la marcha del subconsciente, de repente, al sorprenderte con el ofrecimiento te sale sincero, de dentro. ¿Por qué no?. Al recordar lo que pediste, te hace ver la clase de persona que eres, si pediste fortuna, si pediste salud, si pediste felicidad, o si lo pediste para ti o para otro, si pediste mucho o poco. Puede que no te guste descubrir que eres un egoísta, un aprovechado, un avaricioso; lo que veas puede cambiar tu concepto de tí mismo y quizá tengas que esperar al próximo enviado para corregir, y sentirte bien por dentro. Lo que yo pedí sólo lo sabré yo, y sólo yo sé si se cumple o no, y para eso ha de pasar tiempo, y cuando el tiempo ponga las cosas en su sitio, sabré si mi deseo se ha cumplido.

Recuperado el aliento seguí subiendo, atravesé la localidad de San Marcos y enfilé el tramo que me dejaba en la ermita del santo que le da nombre, justo antes de entrar en el Monte do Gozo; a la vista está ya el monumento que conmemora la visita del papa Juan Pablo II.



Entré en la capillita y volví a oir el zumbido del silencio, y es que todo estaba solitario, ni un peregrino, nadie en la calle, ni siquiera estaba el tío del quiosco, aunque estaba abierto; así que me colgué la mochila de nuevo y recorrí el último tramo embarrado del camino, hasta bajar las escaleras que me dejaron en la recepción del último albergue, la última noche, el último sello en la credencial antes de la Compostela. Mi camino estaba llegando a su fin.



Mañana he quedado temprano con mi Olga en la estación de autobuses, el bus de Madrid llega pronto y no se suele retrasar. Estos últimos días han sido duros, sobre todo por no poder compartirlos con nadie que no estubiera al otro lado del auricular. Ahora llegaba ella y su simple presencia me conforta, y hablar del tema nos ayudará, aunque después de 33 años juntos nos dice más una mirada o un gesto que todas las palabras que podamos decir. Pensamos recoger la Compostela, ir a la misa del peregrino y hacer las visitas obligadas a la ciudad. Sobre todo a mi amigo Santiago, el socarrón. Hemos quedado con mi hermana Rosalía el domingo por la mañana para ir por fin al hospital donde duerme Criss y no duermen los que la quieren....